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Caravaggio

Cesta con frutas

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Cesta con frutas

1596 Caravaggio - Óleo (46 cm × 64 cm)


Cuando estoy muerto, no me pudro. Me revelo.

La Cesta con frutas de Caravaggio no es naturaleza muerta.
Es muerte viva.No es un bodegón: es un presagio. Una advertencia dicha en piel de durazno y sombra de uva.
Cada fruta está en su punto justo de belleza… y de caída.

Hay una manzana que comienza a arrugarse.Una hoja que se riza, seca, se vence.La luz acaricia, pero también acusa: todo esto va a pasar.No hay vida aquí que no esté ya tocada por el fin.

Caravaggio no pinta objetos. Pinta el momento exacto en que algo hermoso empieza a decir adiós.
Y no lo grita. Lo susurra, lo muestra con calma. Como quien ya sabe que no hay lucha posible contra el tiempo.
Nada en esta cesta quiere durar.Todo está en el borde de su descomposición, y por eso brilla.Porque la muerte no interrumpe: madura.Se infiltra en lo dulce. En lo dorado. En lo perfecto.

Estar muerto, en esta pintura, es haber sido tan vivo que ya no se puede sostener.
Porque lo que hace estar muerto, muerto,no es el fin.Es el momento en que lo bello ya no puede fingir que no se va.

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Comentarios (2)

Edward

Me parece interesante que la muerte reconocer que la muerte no solo se refiere de a la muerte física, sino que también puede ser referida de manera diferente dando lugar a cierres de ciclos, finalizar relaciones o hasta terminar oficios o empleos. Muy interesante esta obra.

Me gusta
Oscar
Contestando a

La muerte como representación del fin, y si el fin es la representación de la muerte?

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Un proyecto transmedia nacido de una anécdota de infancia 
2024

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