top of page


Sagrada Familia
1882 Antoni Gaudí - Arquitectura
Cuando estoy vivo, nunca estoy terminado.
La Sagrada Familia no es un templo: es una herida abierta hacia el cielo.
Cada torre, cada piedra, cada sombra proyecta una única certeza: esto aún no ha terminado.
Porque lo vivo no se completa. Se expande, se complica, se eleva.
Gaudí no construyó un monumento: dejó un cuerpo creciendo.
Una catedral que respira, que se alza y se fractura,
que cambia de rostro con cada rayo de sol. Su grandeza no está en lo eterno, sino en su capacidad de estar siempre en proceso.
Estar vivo, en esta obra, es aceptar que el sentido llega tarde, y que la belleza puede ser un delirio inconcluso.
Porque lo que hace estar vivo, vivo, es no alcanzar nunca el final.
Compártenos Tu Historia
Queremos saber qué opinas sobre la vida y la muerte
Comentarios (3)
bottom of page
Jajaja llevan más de un siglo y toda no termina.
Realmente una visita obligada para cualquier amante del arte!